Dentro de todas mis meditaciones, el baño viene siendo el área que más trabajo me cuesta definir. Es el espacio más privado de la casa. Se congestiona en horas pico y normalmente no es tan generoso en dimensiones. Ahí ocurren todos los rituales narcisistas, intimidades y además es ideal para las conversaciones trivial-relevantes con el maridito. Tratando de solucionar el tema de espacio vs. lujo se me ocurre que se pueden integrar elementos del baño al cuarto.

Elle Decor Italiana Maggio 2007
Me acordé que alguna vez vi una foto de un hotel boutique que mostraba la tina en el cuarto como elemento exaltador del placer, componente romántico y relajante para unas vacaciones ideales. Algo excéntrico de pronto para mi casa en Bogotá. ¿Pero, porque me tengo que resignar a soñar con esas benditas e impagables vacaciones si podría tener la opción de vivirlo en mi espacio personal? El truco es hacerlo con estilo, pensaría yo.

Aunque no usaría precisamente un velo para vestir la tina, se pueden manejar elementos para disimularla. También seria necesario conseguir una bañera con bastante personalidad.
Buscando en internet sobre tinas en el cuarto me encontré este post. En la discusión todo el mundo piensa que es una pésima idea, pero por ahí hay dos que me apoyan. Vamos a ver.

 
 
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