
Hace un tiempo hablé de estas esculturas de Zemog que había visto en el Hotel Santa Teresa en Río de Janeiro.

Finalmente logré hablar con él y comprarle unas piezas para un cliente. Como no teníamos espacio para colgar 12 trenzas, que en conjunto crean un gran impacto, enmarqué dos sobre un cajón azul cada una dándoles más relevancia.
Los pocos que se acercaron en el momento de montarlas se dieron cuenta de que las trenzas están hechas de tapas de gaseosa y quedaron bastante confundidos. Sin embargo al verlas ya listas se perdió la tradicional reserva de que trabajar con elementos reciclables no puede bajo ninguna circunstancia tener un gran efecto.
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